jueves, 20 de agosto de 2009

Hartazgo


Se puede llegar hasta la indigestión, debido a una mala dieta. Pero por otro lado se puede llegar a la indigestión debido a la mala digestión. Ejemplo de ello es una dieta rica en palabras propias, un hartazgo del rollo interno, una sobresaturación del veneno propio que le achacamos al otro; una especie de autoenvenenamiento. Esta especie de enfermedad autoinmune, aun cuando rara entre los hombres, no parece ser tan extraña entre las representantes del complementario género. Y no hay que olvidar que de muy poderosos venenos siempre se pueden extraer muy poderosas medicinas.

Pero la nocividad del efecto, dependerá de la variedad o exclusividad, de palabras que usualmente intentemos digerir, pero además del tipo de organismo con el cual contamos. Si es de tipo ovino o vacuno, por ejemplo, la carne - especialmente la roja; generará estragos en el tránsito del tracto. Lo cual, será causa probable de múltiples malestares y aletargamientos en todo ámbito. Esto aparece inversamente proporcional en el caso de estómagos acostumbrados a digerir hasta cartílago si es necesario, siendo más probable que los vegetales no sólo no generen indigestión, sino que más bien proporcionen sólo una breve distracción, lo cual probablemente precipite una nueva e ingente porción extra de lo mismo, o en su defecto, una vuelta indefectible a los sabores irremplazables del cadáver.

En general debiésemos estar al tanto de las características de la propia digestión, y evitar el abotagamiento con aquellas palabras y sustancias que no nos es saludable intentar digerir. En general, el hartazgo es evitable toda vez que se deja de consumir las cantidades que provocaron el malestar, intentando mesura en ello o cuando el cuadro es grave o crónico, evitando a todo evento el mentado estímulo.


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