jueves, 10 de diciembre de 2009

Desconcertada

-¡Estoy completamente desconcertada!- Exclamó la desconcentrada señora, que trataba de mantener a todos sus niños dentro del corral, preparar el almuerzo y pagar las deudas; mientras miraba los comerciales en la televisión.

Y en las calles, sus rejuvenecidas fotos crecían como légamo sobre las paredes y los postes, y a lo lejos, una banda tocaba una marcha fúnebre…

Todo ello mientras la fatídica danza de los dólares hacía llover petróleo sobre el desierto florido y extraía unos cuantos gramos de oro de un glaciar milenario.



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