viernes, 27 de noviembre de 2009

Temerario hasta el exceso

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Es cosa de muy pocos ser independiente: - es un privilegio de los fuertes. Y quien intenta serlo sin tener necesidad, aunque tenga todo el derecho a ello, demuestra que, probablemente, es no sólo fuerte, sino temerario hasta el exceso. Se introduce en un laberinto, multiplica por mil los peligros que ya la vida comporta en sí; de éstos no es el menor el que nadie vea con sus ojos cómo y en dónde él mismo se extravía, se aísla y es despedazado trozo a trozo por un Minotauro cualquiera de las cavernas de la conciencia. Suponiendo que ese hombre perezca, esto ocurre tan lejos de la comprensión de los hombres que éstos no lo sienten ni compadecen: - ¡y él no puede ya volver atrás!, ¡no puede retroceder ya tampoco a la compasión de los hombres! -


Nietzsche, F., Mas Allá del bien y del mal, Sección Segunda "El Espíritu libre". Edición de A. Sanchez Pascual, Alianza, Madrid, 2007, p.54

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3 comentarios:

Moonchild dijo...

Yo pienso que nadie es completamente autosuficiente. Y aquel que se las de de ermitaño sufre las consecuencias de su enorme debilidad, no de su fortaleza.

Hugo Muñoz Jaramillo dijo...

La independencia, incluso la espiritual, demanda de fortaleza y valor; un hacerse cargo de sí, sin excusas (sin llorar). Por ello, el aforismo de Nietzsche hace sentido, en cuanto el desarrollo de una perspectiva profesional propia. Incluso, al meditarlo desde una perspectiva derechamente artística, no queda nada más que en determinado momento "quemar las naves", ser temerario hasta el exceso, ya que sólo así se puede lograr esos nivel "ideales".

Moonchild dijo...

Si, puede que la independencia al grado extremo conduzca a la libertad espiritual, pero no olvidemos que Nietzsche era un hombre que se sabia solo y que se sentia solo.
Me parece que su independencia era más bien un símbolo de protesta, en honor a lo que él mismo consideraba "la verdad".