Pero de ello, sin embargo, soy inocente.
La culpa la tiene Otro.
Las palabras conspiran ellas entre sí, para confudir lo dicho con lo que digo.
Esas perras negras que me siguen a todas partes, que a veces se sientan o ruedan, que me mueven la cola y que, aún cuando a veces las reprenda, fieles, cuando no me doy cuenta, vuelven haciéndose las muertas.
En muchas ocasiones me miran desde la distancia, con paciencia.
Y aprovechándose de cualquier descuido, a tropel, se agolpan en mi puerta.
Un día de estos, tendré que alethear sin palabras.
O, un día de estos te diré alguna verdad, por supuesto, con negras perras.
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1 comentario:
Generalmente mentir es una habilidad necesaria para sobrevivir en nuestro mundo, cuanto más intregrado-civilizado estas, más necesitas de esta...
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