Hace año y medio, lo sabes, te escriboH a c e u n a ñ o y m e d i o, q u e e s p e r o.
Agua ha pasado bajo los puentes.
Y como siempre, sigo esperando.
Debo decir que no ha cambiado mucho el asunto y que, por lo tanto, es como si nada hubiese sucedido.
Es como si estuviésemos en ese mismo 29 de Junio.
Todo sigue tal cual. Es de pronto, como si todo se detuviese y estuviéramos mirándonos en silencio. Tú y yo.
Pero para ti es fácil (o así me parece) porque sigues ahí sin moverte, aún cuando parece que te mueves.
Y sin embargo, no es acaso ésa tu prisión.
Una y otra vez, dándole vueltas a la rueda (mientras alguien lleve la cuenta).
En cambio para mi no es tan fácil, debo levantarme, sentarme, bañarme, alegrarme, hacer parar (la micro, o el coleto), subir y bajar y trabajar y pagar y comer y comprar y amar y dormir y despertar y volver a amar y trabajar y sentarme de nuevo y recibir paga y ahorrar y endeudarme y volver a trabajar y esperar y acostarme de nuevo y caer y aprender una y otra vez y escribir y cantar y hacer y hacer y acer y ahcer y a ser y a pensar y pensarypensarpensarsarararrrr en todo eso, que hace aparecer la ilusión de que algo está sucediendo; que hace que algo suceda y que evita sentir el gran bastonazo de la vida en la cabeza.
Y tú sigues ahí agazapándote;
murmurando despacito como un viejo, mascullando palabras como de cartón mojado en tu boca de dientes opacos,susurrando largas frases ininteligibles en pequeños y medidos intervalos,en la frente de algún pobre personaje, hecho de piedra, a la orilla de un imaginario camino, o estero.como gotas que b l a n d a m e n t e caen,
Como un viejo reo, sigues en tu vieja jaula, intentando noche a noche llegar a alguna parte.
Y yo, te espero.
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